jueves, 8 de junio de 2017

Pasado





Me gusta recordarte como la primera vez que te vi. No destacabas entre la multitud y sin embargo mi mirada se cruzó con la tuya. No sé si fue casualidad o el destino. No sé si estabas buscando a alguien o simplemente me encontraste.

Rehuí tu mirada e hice ver como si no hubiésemos tenido una conexión. Ya no pude dejar de buscarte en toda la noche. No escuchaba a mis amigos cuando me hablaban, no prestaba atención a la música que sonaba en el escenario, ni siquiera recuerdo a la gente que me presentaban, no eras tú.

Dijimos que nos conocimos en un pequeño bar de la ciudad, por lo de quedar bien y parecer más inspirador, más de artículo de revista. Pero yo ya recordaba tus ojos, y ya imaginaba tu voz.

Después de aquello, nos encontramos por casualidad un par o tres más de veces. Tu siempre ahí en medio de la multitud y yo sintiéndome sola sin ti. El fuego empezó cuando te acercaste a saludar a alguien de mí alrededor y tocaste mi mano sin querer y quise escaparme.

Tuve que huir, salir de allí, el aire se estaba agotando. Entonces unos acordes de guitarra en el escenario y tu voz ahí, todos aplaudiendo y gritando tu nombre. Logré entrar y ya no me dejaste salir.


Así me gustaba recordarte. Así te recuerdo, como si fueras una canción.