viernes, 29 de junio de 2012

Amnistía


Cambrils
Tiempo de piscina, de fotos en la playa dando saltos para pillar justo aquel momento que estás con los pies en el aire, aquella foto que siempre debes repetir tres veces mínimo porque siempre hay alguien que no coge el impulso necesario. 
Aquellas fotos de tus pies con las uñas pintadas de colores, las fotos con tus amigas en bikini. Las olas del mar rompiendo en las rocas, la brisa marina al pasear por la playa. Darle la mano a tu chico, mientras la noche cae, las farolas alumbran el paseo marítimo, los niños comen helado y juegan a la pelota. Inmortalizar todos los momentos, en fotos o en la retina. Llenar de momentos bonitos tu corazón. Darte un chapuzón por la noche, dibujar formas en el aire, dar besos porque si, para que sepan a verano. 
Ordenar tu habitación, todos los apuntes del año y hacer hueco para las nuevas sensaciones, para los nuevos retos. Hacer espacio para las guías de viaje, para las revistas de tendencias veraniegas. Distribuir tu armario por colores, por manga corta o pantalón largo. Hablar con tus amigos sobre futuros planes de verano. Sobre perderos en islas o culturizaros en alguna ciudad europea. O quedar y dar una vuelta por la Barceloneta. No sé. Tiempo de no mirar el reloj y ver cuantos días quedan para el examen. Relax. Abrir el aire acondicionado y sonreír. 

jueves, 14 de junio de 2012

Palabras que suenen de forma genial

foto aquí
Jugáis a las adivinanzas y Mario se imagina en un avión surcando los cielos y las colinas que llegan a tu boca. Mientras tu pintas el mapa del mundo en una hoja y señalas donde irías con él. Es primavera a fuera, y verano en su corazón. Con treinta grados de temperatura en el interior. Tú preparas la bañera, con adornos de colores, de esos que al contacto con el agua explotan y todo se inunda de espuma, con olor a chocolate y menta. 
Ha hecho km para poder abrazarte por la espalda y hacerte cerrar los ojos en un suspiro. Para hacer que tus pupilas se dilaten al contacto con sus dedos, para entrelazar las manos cuando os tumbáis en la cama, cuando le pides que seáis uno y el deseo de que no pare sea cada vez más fuerte. Cuando las sábanas ya no saben que más hacer y caen por el suelo, exhaustas de tantos revolcones, cuando la música decide llegar al éxtasis para no escuchar vuestros suspiros juguetones. Cuando Mario busca tu mirada perdida en algún punto de la habitación, cuando el colchón parece que va a ceder. Para reinventar estas cuatro paredes en las que te alojas hoy. Para que el baño sea más que agua y vapor. Para fijar esos vivos momentos. Hacer luz.

viernes, 8 de junio de 2012

Amelia

Istanbul
Ahí está ella. Revoloteando dulcemente por la cama. Girando de un lado a otro, desperezándose. El despertador que ha sonado a las siete y después cada diez minutos ininterrumpidamente hasta alcanzar y media. Una voz interior diciendo que abras los ojos y te levantes. Y en lugar de eso, te acercas más a ella y la abrazas; la acaricias, le das un beso de buenos días y de porque te apetece. Le sonríes, y le dices que es guapa y ella interiormente se sonroja. Que bien se está, ahí, a su lado, en la cama. Ella te responde que ojalá no tuvieses que irte, que ojalá fuese sábado otra vez, pero de esos sábados en los que estás en casa. O que ojalá volviese a ser ayer y aún tuvieseis que desnudaros en cuerpo y alma. Entonces, recuerdas lo que te dijo ayer, y sientes que la quieres más, el mismo "más" que ella a ti. Que estás haciendo la cena y sólo tienes ganas de sentirla cerca, de acariciarle el cuello, de darle besos lentos en la espalda, de navegar con la mano y la mirada, de descubrir sitios donde creíais que no había placer. De que tus manos mojadas se entrelacen en su cuerpo y nada pueda interrumpir ese momento. 
La ves ahí,  sentada frente al televisor, con esa blusa azul que transparenta, piensas. Con su pelo corto. Y tu deseo de hacerle el amor aumenta en ese mismo instante, en que vuelve a ser hoy y ella lleva tu camiseta naranja, y las líneas de su cuerpo se ven perfectamente dibujadas.