domingo, 30 de enero de 2011

Pensaba decirte que el otro día escuché una canción que me recordó a la forma en cómo me tocabas. En como nos escondíamos en tu coche y me dabas besos en la oreja. O en como fruncías el cejo cuando me reprochabas que no te había escrito mensaje de buenos días. Pero luego, me acordé, de que no te echo tanto de menos. Que sólo te siento, algunas veces en los sueños. Sólo para darte celos en ellos. Que ya no sonrío cuando me hablan de ti y ni siquiera, menciono que una vez te conocí. 
Y luego, conozco a X en aquella fiesta abarrotada de gente, sus ojos brillando y yo intentado fingir que no me he dado cuenta. Que no he notado su respiración cerca y el ligero compás de sus piernas haciéndome señales para que me acerque. Y resulta que en la fiesta es obligatorio, escribir una nota misteriosa a alguien que nos guste. Y apareces, tú. Mirándome como si nunca te hubieses ido.  Y mi corazón intentando huir. Y mientras tu me miras y yo aparto la mirada, se oye en los altavoces el primer mensaje: "Te besaría". Y al girarme, aparece X detrás, y al contacto con sus dedos me desvanezco. Como las notas musicales se pierden en el aire.

viernes, 21 de enero de 2011

Soplo de aire en el corazón.

A veces, hablo sola. Flojito. Des de que Fede se fue, ya no hay cuentos por la noche. Ni abrazos de oso, que duran una eternidad y son super calentitos. A mi, sus besos en la mejilla me abrazaban hasta los dedos de los pies. Junto con un escalofrío de tranquilidad que recorría toda mi columna vertebral. Apagábamos las luces de la habitación y se iba justo, cuando sabía que podía dormirme.

Echo de menos, la forma en que me contaba historias. En como me decía “érase una vez...” y yo antes de que pudiese continuar, ya le estaba haciendo preguntas. Decía que tenía una mente inquieta y que cuando se hiciese mayor y ya no estuviese, yo debía continuar la tradición de los cuentos. Cuando decía eso me ponía triste y entonces él me hacía cosquillas de imprevisto para hacerme feliz. Fede odiaba el invierno, le pasaba igual que a mi. Cuando teníamos mucho frío, jugábamos a ser habitantes de países en los que nunca se va el sol. A veces, nos pintábamos de marrón chocolate para que todo pareciese más creíble. Luego mamá, siempre se enfadaba porque decía que lo ensuciábamos todo.
Ahora que es invierno y la niebla en nuestra ciudad es como una segunda piel para nosotros; cuando salgo a la calle me acuerdo mucho de él. Cuando cojo el coche y está todo empañado de vaho, me acuerdo cuando dibujábamos formas en los cristales...y entonces es como si estuviese conmigo, diciéndome "tenemos que portarnos mejor" y reírme porque se estaba haciendo mayor. 

Ahora, le escribo cartas. Y en cada carta un cuento. Y él, siempre dice: " en mi corazón, siempre estamos en verano". Y lo guardo en el cajón de "cosas que nunca voy a dejar de querer". Y sonrío. 

miércoles, 12 de enero de 2011

Dices que tu madre te pregunta porque no has vuelto ya, a casa. Y le dices, que aquí tienes un buen trabajo y un piso en el centro que te encanta. 
Dejas enfriar la sopa y me preguntas si me acuerdo a veces, de lo nuestro. Si es verdad, que sólo se puede querer una vez en la vida. Y con esa vez, la consumes tanto, que nunca podrás querer igual. Sólo diferente.
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Claro que me acuerdo: "Dos años atrás, cuando nos cruzamos en la calle. Tú con tu sonrisa alegre y tus zapatos rojos, tu pelo alborotado. Me giré cuando entraste en esa tienda de ropa y supe que ya no podría dejar de mirarte más. Que iba a ser irremediable que no pudiese parar de pensar en ti. Me acuerdo de mi móvil sonando y a ti con un vestido monísimo y de nuestra primera noche juntos, nuestra primera vez. Dicen, que eso no se olvida y yo estoy dispuesto a no hacerlo. Luego, vinieron los post-it en la nevera y tus mensajes bonitos en el contestador. Y me descubrí haciéndote caricias mientras dormías y observarte desnuda entre las sábanas de mi cama. Y luego, entendí que siempre me querrías demasiado. Que tu siempre serías demasiado para mi. Entonces supe que debía dejarte ir. Que nunca podría quererte de la misma forma que tu lo hacías. Que siempre estaría deseando hacerte feliz con mucho y luego vendrías tú y con un beso desmoronarías mi día. Me acuerdo de todas las veces que te he visto llorarme y las ganas que me he aguantado de no poder ir a abrazarte y cuidarte. De nuestra extraña forma de olvidar. 
Por eso, me acostumbré a olvidarte bebiendo, saliendo con todas aquellas chicas que no tienen nada en común contigo. Y tú, en cambio, sólo haces que salir con aquellos chicos que son todo lo que podías pedirme a mi. Sé, que lo entiendes. Pero no quieres evitarlo. Y sabes, que ahora si podrías pedirme que me fuera para siempre. Podrías pedirme que no volviese de mis vacaciones para cuidarte. Yo sólo te pido que dejes de quererme. Que este demasiado, se está volviendo más fuerte que nosotros. "
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Coges la cuchara y soplas flojito. Cierras los ojos, me das la mano y la pones en tu pecho y dices " esto nunca va a parar". 

lunes, 10 de enero de 2011

ponemos las cartas sobre la mesa.



Querido,
Ahora todo se mueve como en cámara lenta. Menos mal que algunas de las cosas que vinieron en 2010 no se van a ir. Y gracias, que algunas si se fueron. Quizá deba lamentarme por no haber podido conseguir tener esa relación estable que espero desde los 18. Pero debo alegrarme de las personas que he conocido y de los amigos nuevos que he hecho y que seguro que no se van a ir, porque yo quiero que se queden, a pesar de que vivan a unos cuantos cientos de km de mi. Yo se, que la música nos une y que las nuevas tecnologías no van a permitir que nos hundamos solos. Que los emails existen y el teléfono se utiliza para no perder el contacto. Este año, espero poder seguir sumando amigos y sentimientos. Que mis relaciones personales se expandan, que pueda tener noches de locura y emoción y noches de caricias y bienvenidas. Que mis incendios interiores puedan seguir compartiéndose, con amigos, amores o con quien sea. Que no me falte el trabajo, aunque eso signifique trabajar todos los fines de semana del año, aunque mira, creo que tampoco está tan mal, porque para quedarme en casa todo el fin de semana entero, prefiero hacer algo útil. Conocer a alguien que me lleve a un auténtico club de jazz y que me enseñe a distinguir un saxo. Que quede entre nosotros, que no se dibujar y que me encantaría aprender a bailar. Y que quizá, deba contratar a alguien para que me ayude con la autoestima, pero de forma natural. 
Descubrir nuevos grupos y canciones en el spotify y seguir leyendo páginas de música alternativa. Indagar por internet nuevas tendencias de moda y portales virtuales para conocer gente de tu misma ciudad, que novedad! Romper algunas reglas que yo misma me he impuesto. Y no sé, hacer las típicas cosas que tienes pendientes hacer, y que son el propósito de año nuevo que ya no deseas porque siempre  es el mismo. Ah! y cambiarme el coche, que los dieciséis años ya pasan factura, aunque esto suponga un dolor de cabeza añadido. ¡Qué indecisión!
....voy a escribir un e-mail.