No tengo la fórmula mágica para ser feliz.
Cuando lo eres lo sabes y todo lo que tienes a tu alrededor no te importa. Le deseas a todos que les vaya bien y les cuentas que tu saltarías todos los charcos del mundo con una sonrisa enorme.
Pero cuando tienes algo y te lo quitan de las manos, como un caramelo, entonces tu mundo empieza a tambalearse y ya no quieres que los demás te digan lo felices que son, porque quisieras que a los demás les pasara lo mismo que a ti.
Yo quería estar con él. Porque cuando lo estaba mi mundo tenía otro color. Porque prometimos dejarnos a los veintinueve y medio y para eso aún faltan años. Dijimos que contaríamos estrellas y que veríamos más amaneceres juntos. Que un día cogerías una cámara de fotos y nos perderíamos haciendo miles de ellas. Que pasaríamos un fin de semana cogidos de la mano y que no la soltarías, que este puente vendrías a hacerme compañía, que las noches son muy largas y oscuras. Te gustaba tocarme el flequillo y despeinarme y hacerme cosquillas. La luna en mi ombligo y tu besándome, esa era la estampa perfecta que quiero recordar, cuando me faltas. Cuando no estás porque te has ido. Yo quería leerte fragmentos de aquel libro que tanto me gusta e ir al cine y ver la película y recordarme que esto que me pasa contigo es bueno. Nuestros cinco minutos después de clase y las horas en el coche recordándonos que estamos bien y que te gusto, que de verdad te importo, que te preocupas por mi. Mirarnos a los ojos e intimidarnos. Hacernos mimitos cariñosos y muchos besos y que digas que tienes ganas de morderme locamente. Tus mensajes de buenas noches y el " Bon dia princesa" y los "carinyo" sin querer.
¿Sabes? creo que me merecía una despedida, si pensabas irte sin avisar, al menos. O una explicación al porque de todo esto. Al porque te importaba y un día te levantas y decides que ya no. Necesitaba oír tu voz y pensar que todo esto tiene algún sentido. Que ya no seremos más dos, porque tu has roto con esto.
Y ahora yo me siento a esperar, esperar si algún día tu querrás mi ayuda, si algún día volveré a oír tu voz, tus palabras.
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Y ahora quien vuelve a contar estrellas que no brillarán, si tú no cuentas conmigo, si no quieres soñar, ahora ya puedes olvidar... Pensar que lo que fue ya nunca volverá y lo que vendrá viene tan despacio. Que aquello tan grande, se volvió pequeño.