miércoles, 30 de septiembre de 2009

Hace pocos días estaba escribiendo por aquí que tenías ganas de escaparme, que quería cambiar de aires, distraerme un poco. Conocer a gente apasionante, gente como la de los libros, que cuente historias que haya vivido o que se las invente sólo para hacerme reír. Gente a la que se le ilumine los ojos, que se sientan seguros de sí mismos y me transmitan seguridad, que me ayuden a superarme y a caerme y que me den su mano o todo el brazo para ayudar a recuperarme. Supongo que busco a alguien que me apoye en los momentos malos y en los buenos, que cuando esté de bajón o haga un día gris compre entradas para el cine para una peli nostálgica y compartamos palomitas (no importa si no son de colores). Que en los silencios me agarre bien fuerte de la mano y sienta que no debo preocuparme si se cae el mundo a pedazos. Que si fuera llueve nos resguardemos en alguna cafetería y nos tomemos un chocolate bien caliente y nos contemos secretos para no pensar en el frío. Descubrir el por qué de porque no nos habíamos encontrado antes, que estábamos haciendo el veintidós de noviembre del año pasado o preguntarnos flojito porque aún no nos hemos enamorado nunca. Ir a dar una vuelta con el coche y que suene alguna canción con la que compartimos historia. Reírnos de los cotilleos que salen por la tele o de porque en las películas de Las Vegas en las que aparecen largas carreteras nunca hay una área de servicio o el móvil nunca tiene cobertura para llamar y sin embargo cuando tienes más prisa para desaparecer parece que conduzcas a 20km/h.
Hoy vuelvo a estar aquí. En realidad nunca me he ido. En realidad no he encontrado a nadie que haga sentirme ni un poquito como he descrito arriba. Y nadie incluye ¡chicos y chicas!

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Apaguen las luces. ¡Se abre el telón!

Se sentó sola, frente al televisor.

La misma temática todos los días. Esperar con una bolsa de palomitas en la mano y una película.
Sólo quería desprenderse de ese halo que la rodeaba, que la hacía parecer angelical.

Estaba sola.

Siempre había querido pasearse por todos aquellos festivales de cine que se hacían en el país. Pero nunca había tenido suficiente valentía para afrontarlo sola. Le encantaba el cine. Era como su segunda vida. Si su propio miedo a fracasar no le hubiese impedido intentarlo, lo hubiese hecho. Cuando se detenía en frente de un cine podía sentir el calor que desprendía, sentir la emoción que los personajes habían sentido al grabarla. Podía viajar entre ellos y sentir su entusiasmo. No le gustaban mucho los focos de luz, pero hubiese querido ser el centro de atención en cualquier espectáculo cinéfilo. Que todas las cámaras la retrataran a ella, que la gente se agalopara frente a la valla de la alfombra (roja) para pedirle un autógrafo o una foto.

Cuando estrenaban una película, que la prensa criticaba de "espectacular" era la primera que se dirigia al cine a reservar su entrada, si podía ser en aquel cine pequeñito y de aire familiar, de butacas rojizas, siempre en la misma línea y el mismo asiento. Era como una forma de desearle buena suerte. No siempre le gustaban todas las películas, pero sentía una especial deboción por aquellas que retrataban a familias divididas por guerras, intereses de poder, dinero, amores...sobretodo que no faltara amor. Amores imposibles, soñados, violentos, furtivos, genuinos, primeras veces, primeros besos...

De echo, iba al cine para poder vivir en todo aquel universo del que trataban las películas.
Vivir en los cuentos, en fantasías.
Pero que a la vez, retrataban todo lo que le puede pasar a una persona corriente.
( a veces, se sentaba en un banco del parque y dibujaba instantes, capturaba recuerdos.
Sólo para poder revivirlos más tarde, cuando se sintiera tan sola.)

Era como cuando veía una película, había escenas que le recordaban a situaciones que le hubiese gustado vivir, sentir, saber que te pasa cuando te ocurren. Poder decir a mi me ha pasado y reírte. Sentirte libre. Eso era. El cine la hacía sentir libre. Sin ataduras.
Todo lo que deseaba, todo lo que estaba en su imaginación estaba plasmado en una película u otra.
Por eso, vivía por ello.


pd:sigo aquí, aún no me he mudado de ciudad. No todo es tan "fácil" como parece (si lo parece).
Sólo que mi imaginación, creo, se ha tomado unas vacaciones.;)

domingo, 13 de septiembre de 2009

Y des de mi casa grito*

No sabía que camino escoger. Se sentía en medio de dos mares de agua salada.
No sabía que dirección debía tomar su vida. Que diferenciaba su razón de su corazón. Pasaba horas delante del ordenador buscando excusas que le mostraran las cosas un poco más claras. Sentada en la cama, analizando cada pequeño detalle, que pudiese hacerla comprender porque ahora era el momento del cambio. Sabía que debía irse un tiempo para poder apreciar mejor lo que tenía, para desconectar de todo lo que le había sucedido o no este verano. Para hacer nuevas amistades, que las viejas creía que ya estaban demasiado "usadas" como si toda la confianza que había al principio se hubiese manchado, como si hubiese sido un kleenex de larga duración pero de usar y tirar. Necesitaba saber si de verdad les echaría de menos, si la echarían de menos. Necesitaba saber si podía hacer amigos en otra parte, si podría empezar de cero en otro lugar, diferente. Que eso es como las relaciones de pareja, que llega un día que caducan, que ya nada vuelve a ser como antes, que el tiempo pasa, y a veces, tal vez no hay un porqué, a veces si lo hay, y no queremos reconocerlo como tal.

Necesitaba respirar otro aire, que su vida holiese a cambios. Siempre había querido esfumarse un tiempo, cambiar de ciudad, cambiar de gente, cambiar su vida por la de otra. Primero llegó la universidad, y quería irse a estudiar fuera, pero se quedó. Ahora, la universidad se ha terminado, tiene trabajo aquí, pero no se siente segura. No sabe, si los sábados podrá salir con aquellos que habían sido sus amigos durante un tiempo, no sabe que reacción tendrán ellos al verla, después de un largo verano de ausencia. No sabe como se comportará para que las cosas no sean tan bruscas. Por eso, quiere marcharse. Esta es su excusa.
Pero a la vez, es su punto débil. Trabajar y estudiar en una ciudad tan grande como barcelona, es un camino duro. El problema no es no conocer a nadie (o si), el problema es que incluso los problemas pequeños se harán grandes, las noches largas (seguro) y quizá, no se olvide ni de porque se fue.

No se, porque todo es tan díficil. Quisiera poder llegar ahí e instalarme sin problemas, encontrar un piso que me guste, cerca del hospital en el que consiga trabajo, cerca del hospital donde haga el posgrado, cerca del centro, cerca del mundo, cerca...Y si, iría con una amiga, pero es que...y encima están mis padres que no lo comparten, que creen que no debería irme, que aquí tengo trabajo, oportunidades. Tengo coche (que venderían) y nose...supongo que creen que puedo volver a ser amiga de "mis amigos", yo que sé.

¡Qué no se que hacer!! ¿Qué hago??(se admiten sinceras opiniones)
pd: quiero matizar, que a N, D, C, Y y M les quiero mucho. Pero, excepto D, cada uno sigue su camino. Y están un poco lejos del mío.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Tengo odio en el corazón y mil canciones por cantarte.

Voy a componerles una canción a todos aquellos que han formado parte de mi vida. Todos aquellos que han entrado para bien o para mal. Creo que voy a dividirla en dos hemisferios. La parte positiva incluirá a todos los que aún forman parte de mi vida, los que hace poco que han llegado pero se han quedado, los que me quieren como soy, los que se acuerdan de mi, a los que les importo. Los que me regalan sonrisas, los que me acompañan a los sitios, los que me llaman y me dan consejos. Los que se ríen conmigo, los que sé que aunque esté lejos van a llamarme un día de muchos y van pedirme que vuelva o que me van a decir de quedar un día y comer juntos, ir al cine y ver una peli.

Y luego voy a dedicársela a la parte gris. A la inoportuna, a la que nunca me ha sacado a bailar, la que no me lee, la que no me llama ni me envía sms al móvil, la que no me pregunta que tal el día o que tal me ha ido el cambio o el viaje, o cuán bonita era esa ciudad. A los que me han llamado para mi cumpleaños pero no cuando necesitaba su calor, sus abrazos de amig@. En general, a todos aquellos que los sábados estaban y entre semana se olvidaban. A los que me he dado cuenta, que no pasaría otro domingo astromántico con ellos.
Quería dedicarle esta entrada sobretodo, a esas pocas personas que como diría Z, si huelen a mandarinas, y a manta y tele y algunos serán chicos fabulosos y otras chicas pop (pero sólo por el nombre, no por lo de bañarse en diamantes). Que me he dado cuenta que uno con la edad va ganando años y perdiendo amigos y quien diga que es fácil ser amigo de alguien, miente.


*Título (un estribillo canción Dicen de Dorian)

sábado, 5 de septiembre de 2009

Sigue lloviendo (2ª parte).

Cuando tengo tanta rabia dentro no encuentro palabras para adornar mis sentimientos. Es como si me quedara vacía de expresiones. No se me ocurren sinónimos para que todo no parezca tan cruel, tan fuerte. Porque en realidad, no es para tanto. Es más de lo mismo. Más de lo que estoy acostumbrada.
Que no hay excusas ya. Que mi vida gira en torno a esto. En realidad, todos giramos alrededor de esto. El mundo de la comprensión, de los sentimientos, de dos es muy complicado, en general. Y (cómo digo siempre) puedes leerte libros y ver películas, pero al final nada se parece a lo que tu quisieras, a lo que realmente nos pasa. Hace poco escuché una canción genial, para este tipo de situaciones. (Para el mismo tipo de situaciones que las princesas de mis cuentos están acostumbradas a vivir. Y es que en realidad, no son princesas, son chicas corrientes que viven rodeadas de un montón de aptitudes que salen a flote en medio del millón de carencias de quién las inventa). De echo, la he puesto en el reproductor mp3 del blog, porque relata todo lo que podría escribir yo por aquí. Aunque creo que en más de una entrada lo he comentado.

Este post no pretende ser ni mejor ni peor que los anteriores. He decidido escribirlo, porque es una manera interesante de (des)ahogarse, en lugar de hacerlo con un vaso de agua. Igual es el síndrome post-vacacional (aunque vacaciones no he hecho) o el síndrome de tener demasiado tiempo libre para pensar o como querrais llamarlo. No voy a repetir lo que dije aquí*, porque sería monótono. Pero si lo analizo a fondo, sigo sintiéndome igual. Otra vez el mismo comienzo. Otra vez lo mismo de siempre. Otra vez sentarse frente al ordenador y dejar que pase el tiempo. Que ser la segunda opción nunca se me ha dado bien y no quiero empezar ahora. Y encima, me siento como una estúpida porque se que me leerás y tú no tienes nada que ver!(o si, yo que sé!)




Lo que tengo claro, es que aún no voy a romperme,
con melancólica ilusión.* /
es que quien escribió el guión debe estar realmente enfermo. (1999)

martes, 1 de septiembre de 2009

Quisiera encontrarme en alguno de tus relatos*


Si me preguntaran que es lo que me hace reír, supongo que contestaría que cualquiera cosa. Pero si me preguntasen que es lo que me hace feliz, quizá tendría que mentir. O simplemente explicar aquello que creo que me haría feliz. Que me gusta que me hagan cosquillas hasta explotar de risa, hasta ponerte roja como un tomate y decir muy muy fuerte"para"!! Que me gustan los globos de colores, que siempre he querido bailar en una pista llena de ellos( como Luna, si), que me gustaría hacer un viaje en globo y llegar a tocar el cielo y capturar con una cámara de fotos aquellos atardeceres, aquellos puntos diminutos que se ven desde arriba de todo. Dibujar corazones con el dedo y soplar bien fuerte para que el viento se nos cuele entre el pelo y la ropa. Me haría feliz coger el coche y plantarme en cualquier ciudad que me haya imaginado antes, perderme por las calles y escribir canciones que hablen de mi perdida en ellas. Correr de la mano y pararnos exhaustos sin aliento, encontrarnos con una cafeteria con encanto en la que toquen grupos mágicos y nos deleiten con sus melodías, bailar mucho y tomarnos una cerveza con sabor a cereza. Supongo que podría continuar diciendo la verdad, y decir que me encantaría aprender a tocar la guitarra y comprarme un montón de vestidos de noche que conjunten con el color de mis ojos y con el de las estrellas los días impares del mes. Podría decir que me haría feliz tener un velero y navegar por el mar, relajarme, tomarme cócteles de sabores y emborracharme hasta el amanecer, contar confesiones peligrosas y sacar mi vena más artística. Ver películas ñoñas, refugiarme de las tempestades, cantar debajo de una cortina de lluvia, pintarme las uñas con purpurina de colores. Cruzar la línia del miedo y aprender a arriesgarme, romper las ventanas, encontrar un sitio para ir a gritar. Me gustaría vivir una experiencia de esas de miedo, visitar una casa del terror y chillar mucho hasta deshaogarme, abraza(te) fuerte. Coleccionar recuerdos, instantes, fotografías de viajes, de besos, de abrazos. Asistir a un concierto multitudinario y hacerte señales con el móvil, encontrarte en medio de la gente a las ocho de la mañana, cansado de gritar mi nombre, de dibujar números de teléfono en la pared y decirte que he perdido la H en algún sitio y que no he vuelto a encontrarla, que llevo años sin ella y que ya no me pesa. Y que el aire tiembla entre mis dedos.
(y no sé si esto me hace feliz, pero quisiera descubrirlo).

Sonará: Lejos de ti-Dorian
Foto: Lleida (agosto '09)