Me gustan las nubes. Son el eterno paraje por el que perderse un dia soleado. Soy a la que le gusta el verde, ese verde intenso que amuebla las paredes de mi iluminada habitación. Soy a la que le gusta el mar, cuando ondea suavemente y rompe sus olas sobre el puerto. A la que le gusta el olor de un libro recién estrenado, ese libro que esperas con todas tus ansias poder leer, del que no te desprendes ni para dormir, con el que sueñas que eres la protagonista de la historia que siempre quisistes inventar y vivir. A la que le gustaría irse a Roma solo para reconocer los pasajes de esos libros que devoró en una semana. Soy a la que le gusta sentarse en un banco cualquiera, de una plaza cualquiera y observar a la gente, pensar que es de sus vidas, a que se dedican y si son felices. A la que le gusta perderse por las calles vacías de gente, esas por las mismas que se pierden los protagonistas de sus sueños. A la que le gusta escribir aquellas historias que hablan sobre amores prohibidos, pasiones sin vivir y finales no siempre deseados. La que se muere por una buena canción, sobretodo aquellas cantadas mientras duermes, en silencio junto a la oreja. A la que le gustan los sábados con un café en la mano y mucho sueño y quizá des de hace poco los miércoles (cómo el título de mi otro blog), incluso hasta altas horas de la noche. La que siempre quiere más, la que desea que las cosas sean mejores de lo que son, la que a veces (casi siempre) se siente invisible, la que añora los besos que se dan porque sí (y que se muere por darlos, aunque a veces le dé vergüenza). A la que le gustan los atardeceres en el coche y dejarse perder entre un manto azul oscuro de estrellas fugaces. La que sueña todos los días aquello que quiere que pase y que sabe que no puede ser. La que se siente fugaz, a menos de un metro del cielo. La que siempre está pendiente de lo que dicen los demás, la que por dentro siente tanto miedo que no sabe que hacer con él. La que quiere perderse...
y llegar a la luna.
Quisiera ser la que no debe dar explicaciones a nadie.
Y así sentirse menos cobarde.
Foto: París '06
Suena: clica en miércoles!